Redacción. Madrid
Los progresos en la tecnología del análisis molecular soportan y favorecen la incorporación definitiva de un nuevo modelo en el manejo del cáncer. “Se trata de una nueva forma de hacer Medicina, en la que las decisiones terapéuticas están guiadas por los atributos moleculares de cada paciente”, ha señalado el oncólogo Eduardo Díaz-Rubio, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, en la primera jornada del V Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica (SEFF).
Montserrat Baiget, presidenta de la SEFF, y Jesús García-Foncillas, presidente del Congreso.
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Y es que, a juicio de este experto, “estamos consiguiendo variar la forma clásica de entender el abordaje del cáncer, pasando a una vía más inteligente”. Hasta ahora se hacía una evaluación a posteriori del resultado de los tratamientos, después de haber ofrecido una quimioterapia similar para todos los pacientes y asumiendo bastante imprecisión en la predicción de la eficacia y la toxicidad de estos tratamientos; sin embargo, aseguró Díaz-Rubio, “en estos momentos, estamos imponiendo una evaluación a priori, de manera que antes de indicar una terapia analizamos los factores pronósticos y predictivos (respuesta, toxicidad), el histotipo, las características de los pacientes…,llevamos a cabo estudios genómicos, de farmacogenética, la evaluación clínica…y luego seleccionamos el mejor tratamiento”.
En los últimos años los esfuerzos se han centrado en conocer a fondo la biología molecular de cada tipo de cáncer. Ahora se sabe que existen grupos de tumores con unas peculiaridades genéticas que les hacen ser completamente diferentes a otros; sin embargo, cada tumor está albergado en un individuo concreto, con unas características genéticas particulares, y que existe una estrecha interacción entre las células tumorales y las células del huésped.
“El conocimiento de esta compleja interacción entre el tumor y el microambiente que lo rodea nos ayudará a saber por qué unos tumores evolucionan más rápido que otros, y por qué ciertos tratamientos no son del todo eficaces”, afirma David Páez, del Servicio de Oncología Médica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.
Hoy en día, gracias a sencillos análisis genéticos, es posible elegir el tipo de tratamiento específico para un tipo concreto de tumor. De hecho, los estudios farmacogenéticos se han consolidado como la mejor muestra de una verdadera Medicina Personalizada. Por ejemplo, según apunta Páez, “en el cáncer colorrectal sabemos que la detección de mutaciones en el gen K-ras nos indica que estos tumores no se beneficiarán de unos determinados medicamentos”.
Individualización del tratamiento del cáncer
Lo cierto es que cada vez se conoce más del comportamiento del cáncer y de la respuesta a los diferentes tratamientos; así, “ya es posible en algunos casos seleccionar qué tumores y qué pacientes se benefician de los distintos tratamientos, consiguiendo el balance más adecuado entre su nivel de eficacia y el riesgo de provocar reacciones adversas”, reconoce la profesora Eileen Dolan, del Programa de Terapéutica Experimental y Clínica de la Universidad de Chicago.
La experta norteamericana ha mostrado resultados sugerentes con líneas celulares. En sus investigaciones ha podido demostrar, entre otros hallazgos, que las líneas celulares linfoblastoides (LCL) derivadas de africanos son más sensibles a los antimetabolitos y menos a los agentes platinos en comparación con las LCL de los europeos. Además, ha indicado que “los modelos basados en células permiten identificar los SNPs (polimorfismos de un solo nucleótido; Single Nucleotide Polymorphism) asociados con la citotoxicidad inducida por la quimioterapia”.
La citotoxicidad celular constituye uno de los mecanismos efectores de determinadas poblaciones celulares especializadas del sistema inmunitario, consistente en la capacidad para interaccionar con otras células y destruirlas. La quimioterapia se vale de este mecanismo de respuesta para inducir sus efectos; sin embargo, como ha subrayado Dolan, “ahora se conoce que tanto esta acción citotóxica como la muerte celular que provocan estos fármacos son rasgos heredables y que, por lo tanto, deben tenerse en cuenta en la práctica clínica”.
Respecto hacia dónde se deben dirigir los esfuerzos en este ámbito, los participantes en este Congreso asumen que “el trabajo coordinado entre los distintos grupos de investigación es vital para conseguir avanzar en el campo de la farmacogenética y, por tanto, conseguir una medicina cada vez más personalizada”, asegura el Jesús García-Foncillas, presidente organizador. En su opinión, “será necesario aunar esfuerzos para incorporar los análisis farmacogenéticos en el diseño de futuros ensayos clínicos, y así permitir una aplicación más rápida y rigurosa de los conocimientos que aporta la farmacogenética”.
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